Envidiosa: La serie
He tenido infinitas ganas de escribir últimamente, pero no tenía una idea de qué. La fucking rutina es tan tremenda que andamos en piloto automático, sintiendo que vivimos el mismo día todos los días. La mía, por ejemplo, se ha convertido en un reloj exacto: ir al trabajo de 8 a 4, de 5 a 9 ir a la escuela, correr a casa y repetir. A esto súmale que hacen -10 grados fuera de casa.
Así que, para salir del aburrimiento extremo del invierno, me he entregado con fervor a las series, y si los seres humanos somos lo que consumimos, las series que vemos pueden hablar por nosotros. Claro, podría hablar de millones de cosas jocosas, lindas y divertidas que están plasmadas ahí, solo que los humanos somos un compendio de cosas buenas y otras no tan buenas.
Y así llego Envidiosa, una serie que habla de Vicky, quien tiene 40, recién ha dejado de estar con su novio de 10 años y ha empezado una relación súper seria en un 2X3.
Vicky es una bomba, pero no en el buen sentido. Tiene tantísimos traumas y complejos que actúa de forma compulsiva y desesperada por tener lo que, para ella, sería el camino a la felicidad. Vicky es, de hecho, envidiosa, egoísta, autoreflexiva, celosa, obsesiva, entre otras muchas más características.
Sus relaciones han sido parte fundamental de esto. El vínculo con su núcleo familiar, la relación estrecha con sus amigas y sus estándares sociales han ido moldeando esta poción de “defectos”. Obvio, no voy a decir que sea mala del todo, pero está tan embebida en sus necesidades que es incapaz de vivir y sentir sus características buenas, muchísimo menos explotarlas.
Así como Vicky muestra estas características tan fuertes a simple vista, me pregunté: ¿cuáles de todas estas características horrendas mostraré yo sin ni siquiera darme cuenta? Porque sería mentira decir que no siento envidia, celos, angustia, que no me he sentido un pelín desesperada o que no me he comportado obsesivamente por una situación que me envuelve. Por qué podemos ver fácilmente estas cualidades cuando pertenecen a otros? tanto que nos da cringe! pero bailamos entre ellas sin ser conscientes de las veces que lo hacemos.
Vi esta serie como si estuviera viéndome en el espejo. Es una invitación a la autocrítica densa, ya que pasa entre los eventos de la vida y la terapia, que siendo honestos es una herramienta que necesitamos la mayoría de los adultos funcionales, porque ¡sí! Es hora de reconocer que no todo se puede solucionar saliendo a correr o haciendo grounding.
Ya de adultos, somos como ese expediente de niño problema que tiene acumulados todos sus tickets, los llamados de atención, el reporte de notas y todas esas cositas que dan pistas de quién realmente somos por dentro. Esa pila de información necesita procesarse, y la terapia, como lo muestra la serie, es una herramienta que te lleva paso a paso a encontrar la espinita que molesta. Aunque no es como que la terapeuta te diga “esto es lo que te duele”, sino tú mismo, hablando y analizando, dando pistas del camino, encontrando coincidencias entre lo que reclamamos a capa y espada, y las heridas profundas que arrastramos como parte de nuestra esencia sin siquiera darnos cuenta.
Comentarios
Publicar un comentario