Tengo un Superpoder

 

Tengo un superpoder ✨

A veces necesitamos un poquito de vida e inspiración para volver a hacer algo que realmente amamos. Algo con lo que podemos convertir ideas en palabras… y este post no es la excepción.

Cuando hablo con mis amigos sobre eventos cósmicos, siempre nos llevamos un montón de risas y de wow moments. Hablamos de lo loca que es la vida y sus vueltas; de esas pequeñas casualidades que le dan un saborcito diferente al día a día, que a veces puede ser tedioso y rutinario.

Hoy estoy acá, tratando de comprender si lo que yo considero un superpoder es, en realidad, la habilidad de reconocer el valor de las casualidades… y cómo vivirlas intensamente. Para eso necesitamos un poco de contexto. Y aquí va:

Tengo el superpoder de conectar con personas que reconozco de diferentes etapas de mi vida y crear con ellas historias increíbles. Alguna vez vi a un exnovio en un avión. Otra vez me reencontré con alguien en un parque de Nueva York. También hice match en una app con una persona que parecía tan remota como improbable.

Ahora, no se trata solo de que estas situaciones ocurran, sino de lo mágicas —y casi “escritas en las estrellas”— que parecen ser.

En mi cabeza, el superpoder no es simplemente volver a cruzarme con estas personas, sino crear vínculos que se sienten únicos. Es como si mi energía estuviera esparcida en diferentes momentos, y cada uno tuviera una fecha y lugar exactos para reencontrarse.

Como diría Cepeda:

“Hay quien dice que las coincidencias no existen ni pasan, que llegamos al mundo siguiendo un manual, un guion, que la gente que nos encontramos son gente que viene de vidas pasadas…”

Hay que tener la disposición de diferenciar entre una simple situación y una chispa… y poder abrirse a lo que viene con ella.

No es la casualidad, sino la intensidad con la que llegan. En el momento más inesperado y, aun así, tan certero. Eso es lo que considero una bendición. No es que estas conexiones lleguen para cambiarme la vida por completo, pero sí me enseñan algo cada vez. Una lección que, por alguna razón, había estado aplazando.

Después de vivirlo con tantísimos sentimientos distintos, me he vuelto experta en reconocer las oportunidades que un encuentro de este tipo presenta. Y aunque me dan pavor —porque sé que son olas que revuelcan todo—, me muero de la emoción por vivirlas.

Si este post fuera un chick flick, sería uno de esos donde el timeline está dividido y muestra a una chica de 16 años, para luego saltar a una joven de 21. Después, el hilo bailaria entre ella en su etapa de los 18, para terminar en una mujer de 30. Las líneas del tiempo estarían entrecruzadas, explicando cómo un punto de la historia conecta con el presente, y contaría por qué dos vidas se cruzan solo para separarse más adelante.

Mostrará lo bueno y lo malo de tener un superpoder como el mío… y te dejará con esa lección de vida que todos repetimos pero a veces olvidamos:


Lo que es para ti, ni aunque te quites.

Espero volver a retomar este espacio para drenar mis ideas, explorarme y compartirlo con ustedes. Después de todo, quién sabe… quizás, casualmente, estamos viviendo la misma historia.

Gracias por leer mis profundos análisis y compartir sentimientos.


That’s the whole point of this: compartir y saber que no estamos solos.


PD:
Si alguna vez se tropiezan con una casualidad, sepan que algo viene con ella. Abran los ojos y déjense sorprender.

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