On this day 2 years ago…

 

On this day 2 years ago…

Qué difícil es ver recuerdos y abrazarlos… Hoy estaba scrolleando en Instagram, cuando de repente me aparece un recuento de esos que salen automáticos: “On this day 2 years ago”. El tiempo se detuvo por un minuto, era una foto mía sonriendo en un viaje con una de las que fue en su momento “mi mejor amiga” que ya no lo es más. 

Me devolví dos años atrás y (debo admitirlo) me costó abrazarme. Me costó abrazar esa versión y ese momento de mi vida en que no ponía límites claros (en el amor, en la amistad, o con la familia). A veces vivimos la vida y no nos preguntamos hacia dónde queremos ir. Nos estancamos repitiendo patrones, conociendo al mismo tipo de persona, aceptando cosas que para nosotros podrían ser no-negociables y no nos detenemos a cuestionarnos el por qué lo estamos permitiendo.

Hoy quería hablar de eso, de las personas y situaciones “herramienta” que llegan a nuestra vida, nos enseñan, se quedan por un tiempo definido, pero que luego debes decirles adiós (aunque te duela y sepas que las vas a extrañar) porque simplemente ya avanzaste de nivel, aprendiste la lección, cumplieron un ciclo y no vibran más contigo.

Y con esto no solamente me refiero a amores, sino también a familia y/o amigos. Nacemos y crecemos rodeados de personas que creemos que estarán por siempre, y que por haber nacido y ser una coincidencia de la vida debemos aceptarlos como parte inamovible y no. No necesariamente esas personas están para quedarse, no necesariamente tienes que aceptarlos en tu vida aunque te sientas incómodo, o te roben la paz.

El desapego también significa dejar ir a quienes no vibren con nuestra energía. A mí, por ejemplo, me costó dejar esa amistad. Fue difícil poner un límite porque la quería, pero ya no me sumaba lo suficiente, me generaba ruido. Ya no vibraba con mis principios, ni con mi paz mental y por eso decidí dejarla ir.

Si hay algo que he aprendido en mi corta edad, es que la paz es un no-negociable y si algo te genera intranquilidad es un redflag y debes dejarlo ir.

Hoy, dos años después debo decir que me siento orgullosa de mí misma, y que a pesar de que al principio me costó aceptar esa versión de dos años atrás que era un poco más inmadura, me di cuenta que era necesaria para poder ser quién soy hoy, y que estoy dispuesta a mirarme en dos años más y abrazar lo que sea que haya aprendido en esta época, aunque me haya dolido o me haya hecho aprender. 

Porque de eso se trata la vida, de abrazar cada etapa, de no querer saltártela, de saborear el no tener las respuestas y de tenerlas también, de dejar ir lo que no nos suma, de movernos hacia lugares que nos permitan ser más auténticos para simplemente ser más felices.

Así que, si estás considerando moverte de país, cambiar de trabajo, soltar un amor, un familiar o una amistad porque ya no te trae paz, hazlo. Va a costar, no lo niego, pero detrás de ese miedo hay amor, y hay un universo lleno de infinitas posibilidades que estará dispuesto a abrazarte y a enseñarte cosas nuevas.

Sé valiente,
Canela y Miel.